Por Fabián Soberón
Para LA GACETA - Tucumán
Recientemente, Ediciones del Dock (Buenos Aires) ha publicado cuatro tomos -Gianuzzi, El verso libre, Dificultades de la poesía, Diario de un libro- dedicados a ensayos, notas y artículos sobre poesía. La colección se propone ahondar en los problemas de la escritura del texto poético, el verso libre, los límites y el alcance del género. Cuidadosamente editados, los cuatro libros incluyen autores procedentes de geografías y poéticas diversas y ponen en cuestión cierto canon de la crítica. Uno de los editores de la colección, el poeta y ensayista Santiago Sylvester, manifiesta en esta entrevista que no había una colección dedicada exclusivamente a estos asuntos y que las reflexiones incluidas en los volúmenes se pueden extender al arte en general.
- ¿Por qué publicar una colección de ensayos, reflexiones, notas y artículos sobre poesía?
- Como tantas cosas, esta colección es consecuencia de una buena conversación. Con Rafael Oteriño, Javier Adúriz y Carlos Pereiro, de Ediciones del Dock. Nos pusimos a charlar una noche en Buenos Aires y llegamos a la conclusión de que no había una colección dedicada a este asunto. En realidad, se trata de reflexionar sobre el arte en general, ya que los problemas están muy conectados: aquí sí que la parte incluye al todo, la poesía habla de un espectro más amplio. Las enormes modificaciones del siglo XX, y lo que va del XXI, pegan de lleno en la expresión artística, por eso nos pareció necesario abrir un sitio de debate y reflexión, y nos salió la colección Época, que ya tiene cuatro libros publicados y dos en vías de edición.
- ¿Qué lugar le cabe a la reflexión sobre poesía en la época de la televisión basura?
- La sociedad no tiene una sola dirección, sino muchas: vivimos en una sociedad compleja. Quiero decir que la basura social, que no está sólo en la tele aunque ella sea su escaparate mayor, tiene su presencia lamentable, y la poesía (el arte en general) la suya, distinta: que se toquen o no dependerá de qué hagan los artistas. Por otra parte, la poesía, que ha sido durante siglos una forma del conocimiento o la celebración, resulta ser, hoy más que nunca, una forma de la disidencia: hay un gran placer en decir "no" donde se dice masivamente "sí", y al parecer existe necesidad social de que alguien lo haga. Por este sentido de la disidencia habrá siempre alguien que se dedique a gritar contra el viento.
- Es un lugar común decir que se lee menos poesía. ¿Estás de acuerdo con esa afirmación?
- Siempre la poesía ha sido de lectura minoritaria, pero es cierto que, en relación a la masa de lectores, la poesía tiene pocos fieles. Hay que recordar, sin embargo, que no hay un solo tipo de lector, sino muchos: el que lee libros de autoayuda, o novelas de encargo, difícilmente leerá poesía o ensayos, y viceversa; de modo que hay que considerarlos separadamente. Pero imagínese si Tolstoi se hubiera planteado cuántos lectores leían sus novelas en la Rusia de su época: no hubiera escrito ni Ana Karenina ni Guerra y Paz. El arte existe por razones más serias y complejas que las estadísticas.
- Giannuzzi, El verso libre, Dificultades de la poesía y Diario de un libro (de Girri) son los primeros títulos de la colección Época de Ediciones del Dock. ¿Es azaroso que hayan aparecido esos títulos en primer término u obedece a un plan estético?
- Siempre hay un cruce de azar y planificación. El azar está en el orden de aparición, pero es planificado, por ejemplo, ocuparnos de Giannuzzi y Girri: representan algo en la poesía actual que nos interesa destacar. Igual que el Viel Temperley que está en preparación: un poeta sobre el que ya tenemos que pensar. Por otra parte, los otros títulos son disparadores para que la gente convocada exponga sus puntos de vista.
- Al leer los ensayos, artículos y notas, se percibe la participación de autores de diferentes procedencias geográficas y estéticas. ¿Es un propósito explícito de la colección difundir la palabra de autores postergados u olvidados por cierto canon de la crítica?
- Sin duda. Una de las primeras condiciones de la colección, aceptada por todos, fue que fuera representativa de todo el país. No nos interesa mostrar una parte, por importante que sea, sino recoger la energía que abarca el país real: completo. Tampoco nos interesa encasillarnos en una estética determinada, siendo el momento actual tan ecléctico.
- ¿Qué lugar tienen los diarios, las anotaciones marginales, los desvíos ensayísticos y las reflexiones de un poeta en la elaboración de un poema y en la lectura de poemas?
- Para mí, tienen muchísima importancia. Tengo siempre un cuaderno donde anoto cosas que tal vez se desarrollen en un poema, o en un ensayo, o queden ahí, en estado de inminencia. Yo escribo mucho sobre anotaciones rápidas: luego las elaboro para ver qué sale. Y, ya fuera de lo personal, ahí está ese libro extraordinario de Girri, que publicamos: anotaciones al margen de un libro de poemas que estaba escribiendo. Es un material fresco, casi espontáneo, como espiar por la cerradura a un escritor en el momento que escribe.
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Sobre el amor
Por Santiago Sylvester
No importa dónde nace el amor (los nacimientos son asuntos de registro o de parroquia) pero sé que no dura al aire libre, en ese prado aséptico con un molino al fondo.
Nace en cualquier parte pero no prospera en la ilusión bucólica: busca la complicación, no el caos pero si su orilla, un cuerpo espeso de tejidos y de material residual, y busca sobre toda la armonía que es donde, si nos descuidamos un instante, muere por falta de necesidad.